martes, 7 de diciembre de 2010

SALVACIÓN Y AMOR BAJO LA LLUVIA

 Diciembre 8 de 2010
No hay nada que ganar cuando nos queremos salvar, entonces sólo resta vencer, vencer la muerte, el olvido, el abandono, porque ya no queda éxito, precisamente nadie mira. Quedarse despierto (y calado). La última vez que alguien nos hizo vivir por todas las horas, perdiendo las medidas, las 24, los 360, incendiando los 60. Pero yo no quiero que duermas empapada.
Algunas lluvias no dejan amar, no todas las labores son compatibles con el amor (¿y el amor un privilegio?), yo sólo me quedo atascado en un aeropuerto pero…. ¿aterrizo? ¿La tierra me desprende (también repele), el cielo expulsa, el agua se impone desde arriba? (más déspota que salvaje porque no es la mar, me inundo sin aún conocerla)
¿Habrá una última vez, una segunda vez? Cuando llegues no volveré a estar solo… Me podré quedar o me podré ir, podré callar o hablar.
¿Cuándo la lluvia es muerte? ¿Cuándo el manantial derrumba y el agua ahoga? (pues cuando algo nos falta, casi lo esencial)
Juntos en el centro del mar mientras dure el aguacero.
¿Y los demás? “nos salvaremos juntos”… seremos libres sólo de a puñados, entonces una gran casa encima de la lluvia.
Mirar al cielo sin miedo, servir el agua para el sediento y mantener la llama prendida.



1 comentario:

  1. No me interesan ya manifiestos que no sean declaraciones de amor, por lo tanto la única promesa en la que creo son en las de amor, porque son las únicas ("las mejores") que no hay que cumplir.

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