martes, 30 de octubre de 2012

CARTA AL SEÑOR ALCALDE Ni evento, ni desenlace


Señor Alcalde de Medellín, Anibal Gaviria,
La Comuna 13 se ha tornado un lugar inseguro y hostil para los jóvenes (aunque nunca haya dejado de tener problemas nunca), la Comuna 8, la Comuna 6 y, en general, la ciudad ve un cambio en el panorama criminal. Desde lo puntual, las largas balaceras y los muertos en la 13 han venido acompañadas del irrespeto, la agresión y la criminalización de los jóvenes por parte de la Policía y el Ejército.
Es necesario pensar en lo puntual y en lo general, la ciudad como un todo y cuadra a cuadra, el corto plazo, el mediano y el largo. Los trancones de la ciudad y los conciertos pueden esperar, necesitamos una inversión en las comunas, en una seguridad muy ciudadana y muy respetuosa de los derechos humanos. Necesitamos saber cuánto se va a invertir en justicia, en protección, en cuidado para que en el corto plazo no mueran más jóvenes y que por lo menos, haya muchas más garantías para que un joven que empuña las armas no sea asesinado.
La propuesta torna sobre una inversión mayor, una inversión inteligente, una inversión en seguridad ciudadana que gire en torno de la protección, una gerencia que consista en mejor supervisión de la Policía (mayor lucha contra la corrupción) y un cambio total de táctica donde por una vez se convenza de que tienen que cuidar también jóvenes y adolescentes de bajos recursos y no sólo perseguirlos (sólo estén en los barrios atravesados en su cotidianidad por el crimen policías convencidos de que su labor es cuidar a los jóvenes). Los jóvenes de Medellín de ladera (Comuna 6, 8 y 13) están altamente desprotegidos y la única forma de empezar a restablecer confianzas, a recuperar un tejido para una seguridad ciudadana que le apueste a la vida es empezándolos a cuidar determinadamente, sin ninguna distinción, ni pidiendo nada a cambio. No puede haber un hogar para la vida donde la “Inteligencia” es burdamente reemplazada por la sospecha, donde los jóvenes son culpables hasta que demuestren lo contrario, donde la Policía dice cada día “que se maten entre ellos” y donde el asesinato tiene más de cien explicaciones (justificaciones) posibles.
No permita que se disputen la 13, no puede haber una ética que nos permita perdonarnos de quedarnos esperando quién se va a quedar con la 13. Tiene que haber un panorama profundo de corrupción para que el desenlace esperado sea que algún capo asuma el control. Podemos resistir, podemos hacer que los muertos no sean en vano, pero tiene que hacerse mucho más, tiene que marcarse un camino no antes recorrido para el fin de la violencia y perseverar en él, un camino, y no una eventualidad, que supere los insulsos titulares de prensa. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario